Prescripción, coste, cumplimiento

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Contenido

     

    ALGUNAS SUGERENCIAS PARA

     

    Disminuir los riesgos - Reducir los costes - Facilitar el cumplimiento

     

     

    Es posible promover un uso más racional de los medicamentos, tanto a nivel de la seguridad en su empleo como a nivel de su coste, mediante una elección juiciosa de los protocolos terapéuticos y de las listas de medicamentos.

    Limitar el uso de medicamentos inyectables

    Muchos pacientes reclaman un tratamiento por vía inyectable porque se imaginan que es más eficaz. Así mismo, algunos prescriptores piensan que la inyección y la perfusión son procedimientos más técnicos y más valorados.

     

    Un tratamiento inyectable es siempre más caro que un tratamiento oral. El precio del medicamento es más elevado para una misma dosis de principio activo. Exige la utilización de material de uso único que es costoso. Expone a complicaciones derivadas de mala tolerancia del producto (abscesos, necrosis tras inyecciones de quinina IM, de antibacterianos en suspensión, etc.) o técnica de inyección mal ejecutada (signos de sobredosis tras una inyección IV demasiado rápida, parálisis del ciático, etc.). En caso de reutilización de material de uso único, existe un riesgo de contaminación bacteriana y vírica (tétanos, hepatitis, VIH, etc.).

     

    Cuando un medicamento es igualmente eficaz por vía orale inyectable, la administración por vía inyectable sólo se justifica en caso de urgencia, intolerancia digestiva o en pacientes incapaces de tomar medicación oral. Para la continuación del tratamiento, se debe pasar de la vía inyectable a la vía oral lo antes posible.

    Limitar el uso de jarabes y suspensiones orales

    La toma de medicamentos líquidos es más fácil, en particular para los niños pequeños, y sobre todo si se trata de una forma azucarada y aromatizada. Sin embargo, se aconseja limitar su empleo por varios motivos:

     

    Riesgo de mala utilización
    Fuera del medio hospitalario, el seguimiento de una correcta posología es incierto. Las cucharadas no tienen nunca un volumen estándar (cuchara de sopa, de café, de té). Las suspensiones deben prepararse con una cantidad bien medida de agua limpia y deben agitarse antes de usar. Existe el riego, pues, de sobredosis o dosis insuficientes.
    Ciertas suspensiones orales requieren refrigeración, y se conservan sólo algunos días a temperatura ambiente. Los jarabes pueden fermentar.
    En muchos países, cualquier jarabe recuerda a “el medicamento contra la tos” y no son raras las confusiones entre suspensiones o jarabes antibacterianos y antitusígenos.

     

    Razones de orden económico
    Comparado con el precio de los comprimidos o de las cápsulas, el precio de los jarabes y suspensiones orales (incluso los polvos para reconstitución) puede ser de 2 a 7 veces más elevado para una dosis equivalente, debido al propio precio del frasco y a los gastos de transporte ocasionados por su mayor peso y volumen.

    Estudiar la elección de protocolos de tratamiento

    La elección de un protocolo de tratamiento condiciona a menudo su cumplimiento y coste. Los tratamientos más recomendables son los más cortos y los menos fraccionados (1 a 2 tomas al día). El tratamiento de dosis única es, por supuesto, el ideal.

     

    Para favorecer el cumplimiento del tratamiento del paludismo, de la tuberculosis y de la infección por el VIh, utilizar en primer lugar las asociaciones en dosis fijas (comprimidos coformulados).

    Reflexionar sobre la prescripción de medicamentos no esenciales y de placebos

    Tanto en los países en vías de desarrollo como en los países industrializados, existen muchos enfermos psicosomáticos. El motivo de su consulta no tiene forzosamente una solución con una prescripción de medicamentos. ¿Es siempre posible y deseable enviar a estos pacientes a su casa sin recetarles un medicamento sintomático o un placebo?; y ¿qué placebo utilizar?

     

    Cuando la política nacional es estricta y no permite el uso de ningún placebo, ni de medicamentos sintomáticos no esenciales, se suelen utilizar de manera abusiva, otros productos tales como cloroquina, ácido acetilsalicílico e incluso antibacterianos.

     

    A la inversa, un placebo puede ocupar el lugar de un medicamento realmente activo y necesario. Este riesgo es real, pero parece menos frecuente, lo cual hace pertinente la introducción de placebos en las listas de medicamentos esenciales. Las multivitaminas pueden representar un tipo de placebo no peligroso y poco costoso. Generalmente su composición corresponde a la de un tratamiento preventivo de avitaminosis y no presenta ninguna contraindicación.

     

    Muchas especialidades (“fortificantes”, tratamientos “hepáticos” presentados en ampollas bebibles) no tienen ninguna justificación terapéutica y, a causa de su precio, no pueden ser mantenidos como placebos.